El país que presidirá la Unión Europea en el
primer semestre de 2012 se ha tirado a la piscina del “renovables 100%”.
Sí, a esa piscina que, para muchos interesados en que nada cambie, no
tiene agua o es solo un calentón de Greenpeace. Ahora es también cosa de
uno de los países más desarrollados del mundo. Su ministro de energía, Martin Lidegaard, nos cuenta cómo lo van a hacer.
A primeros de octubre la socialdemócrata
Helle Thorning-Schmidt tomaba posesión del cargo de primera ministra
tras ganar las elecciones. Le faltó tiempo para dejar claras sus
pretensiones sobre política energética. El 11 de ese mes, en el marco
del Global Green Growth Forum que se celebraba en Copenhague, dijo:
“Dinamarca, tiene una larga tradición en eficiencia energética y
soluciones verdes. Mi gobierno va a elevar el listón aún más. Vamos a
establecer el ambicioso objetivo de que la electricidad y todo el
suministro de calor proceda de energías renovables en 2035”. Lo de
elevar el listón –que también incluye liberarse definitivamente de los
combustibles fósiles en 2050– era imprescindible porque el anterior
gobierno liberal–conservador ya se habían planteado objetivos en la
misma línea.
Porque, más allá del color político, los daneses
tienen muy claro hacia dónde deben caminar. Y la nueva coalición
gobernante formada por el Partido Socialdemócrata, el Partido Social
Liberal y el Partido Popular Socialista se ha propuesto “incluir en
mayor medida que antes el medio ambiente, el clima y la energía en la
toma de decisiones”.
Thorning-Schmidt tiene claras otras cosas como
la importancia de establecer objetivos a largo plazo. “Porque así, las
compañías de energía saben que pueden enfocarse hacia la energía verde.
Porque le puedes decir a un fabricante de aerogeneradores que es seguro
invertir en nuevos mercados. Y porque con objetivos a largo plazo les
dices a las familias que les merece la pena comprar ventanas que ahorren
energía o un coche eléctrico, por ejemplo”.
Y también sabe que
no va a ser fácil. “El desarrollo verde no va a llegar solo. Tenemos que
estar preparados para tomar decisiones difíciles. No todos van a ganar.
Algunas partes de nuestra sociedad se verán afectadas negativamente por
las medidas que debemos tomar para alcanzar estos objetivos. Tenemos
que dejar esto muy claro. Un desarrollo verde requiere de importantes
inversiones en tecnologías y soluciones. Y no se hará sin costes en el
corto plazo. Pero creo firmemente que a la larga la falta de acción será
aún más costosa para todos nosotros”.
La primera ministra ve
muchas oportunidades de colaboración entre la administración y las
empresas privadas. “En Dinamarca tenemos un centro de pruebas de
aerogeneradores en Østerild. Un caso en el que el gobierno, en
cooperación con la industria eólica y la comunidad científica, ha creado
un centro de importancia mundial. Más ejemplos: una nueva alianza entre
los fondos de pensiones daneses, que proporcionan capital a las
empresas danesas de energía para invertir en renovables a futuro. Lo que
ha ayudado a crear un parque eólico Offshore, que cubre el consumo de 400.000 hogares”.
Un sistema eléctrico más inteligente
Más
renovables exigen más inteligencia y más flexibilidad en el sistema
eléctrico. Así que Dinamarca se ha propuesto avanzar en este campo. Para
ello presentará a finales de 2012 una estrategia de expansión de las
redes inteligentes. En Bornholm, una isla danesa en el Mar Báltico, se
está desarrollando un proyecto a gran escala, el EcoGrid UE, para
establecer una red inteligente basada en energías renovables. Permitirá
que unos 2.000 consumidores puedan responder a las señales de precios de
la electricidad en tiempo real gracias a los contadores inteligentes
que equiparán sus casas o negocios. Es solo una muestra, porque el
Gobierno tiene previsto elaborar una estrategia conjunta, con todos los
sectores implicados, para la creación de redes eléctricas inteligentes. Y
en este asunto el tamaño importa. Porque Dinamarca tiene una extensión
de 43.000 km cuadrados, aproximadamente como Aragón, donde vive una
población de cinco millones de habitantes.
Magnitudes manejables
a las que hay que unir un detalle de extraordinaria importancia: la
fluida interconexión eléctrica con sus vecinos suecos y alemanes, que
facilita mucho cualquier tarea en este sentido. Y que permitió que ya a
principios de la década pasada el país consiguiera una gran penetración
de energía eólica en la red.
La apuesta por el vehículo eléctrico es considerada clave. Y van a
incidir en ello en su presidencia europea, sobre todo a la hora de
armonizar la puesta en marcha de las infraestructuras de recarga.
Además, en Dinamarca se han ampliado las exenciones fiscales para coches
eléctricos hasta finales de 2015.
Una de las obsesiones
energéticas del nuevo Gobierno danés, como queda de manifiesto en su
informe “Our Future Energy” es la eficiencia. De hecho se han propuesto
incrementar las iniciativas de ahorro energético en todas las empresas
danesas un 75% en los próximos años. Y antes de que acabe 2013 se
presentara una estrategia global para la rehabilitación de edificios
existentes. La Ley de Presupuestos de 2012 incluirá ayudas en este
sentido que ya se han cifrado en 500 millones de coronas danesas (67
millones de euros) para 2013 y otros 500 para 2014.
¿Cómo financiar la conversión a la economía verde?
Las
previsibles pérdidas tributarias a consecuencia de la eliminación del
carbón, del petróleo y del gas, así como de la reducción del consumo
energético, serán financiadas a través de una reestructuración de los
impuestos, que ya propuso el anterior gobierno liberal–conservador en su
Estrategia Energética 2050. Y que ha definido el actual Ministerio de
Clima, Energía y Construcción. Se proponen tres vías. La primera será un
impuesto sobre la seguridad de suministro, que afectará a todos los
combustibles, fósiles y biomasa. Otra vía es la llamada Obligación de
Servicio Público (PSO) –similar a las primas en España– que pagan todos
los consumidores de electricidad añadiendo un suplemento a su consumo.
Además, y eso no existe en nuestro país, se añadirá un suplemento al gas
consumido, que se recaudará a través de la factura del gas. Por último,
están las tarifas de red, que pagarán todos los consumidores y que
servirán para financiar las medidas de ahorro energético.
La agenda Clima–Energía
– Las renovables tienen que cubrir el 100% de la demanda energética en 2050. Hoy llegan al 20%.
– Antes, en 2035, toda la electricidad y el suministro de calor tiene que proceder de fuentes renovables.
– Antes, en 2030, no se utilizará ni carbón en las centrales térmicas ni derivados del petróleo en las calderas danesas.
–
El Gobierno quiere también que las emisiones de gases de efecto
invernadero se reduzcan un 40% para 2020, en comparación con el nivel de
1990 (el objetivo europeo es conseguir una reducción del 20%). En 2012
el Ejecutivo presentará un plan climático detallado que se fija esta
meta.
– En 2020 la mitad del consumo de electricidad debe provenir de
la eólica. Uno de los proyectos más ambiciosos es el de Kriegers Flak,
en el Mar Bático, entre Dinamarca, Suecia y Alemania. Allí se van a
licitar 600 de los 1.200 WM de eólica Offshore previstos
hasta 2020. Además, se han previsto 1.800 MW terrestres. Y se está
promoviendo una especie de Secretaría del Aerogenerador, en colaboración
con la industria.
– La bioenergía tendrá un papel creciente. Por
ejemplo, promoviendo la sustitución de carbón por biomasa en centrales
térmicas y de cogeneración. La producción de biogás recibirá más ayudas,
tanto para inyectarlo en la red de gas natural como para su uso en
procesos industriales.
– Los recursos destinados a I+D+i en tecnologías climáticas y verdes son considerados prioritarios.
–
En la UE el Gobierno danés quiere establecer objetivos vinculantes en
ahorro energético y renovables. Y quiere que el objetivo de reducción de
emisiones de CO2 para 2020 pase del 20 al 30%.
– En el ámbito
internacional Dinamarca trabajará activamente por un acuerdo climático
internacional, ambicioso y vinculante. Y cumplirá con su parte de la
responsabilidad en la reducción de emisiones, en transferencia
tecnológica y en financiación climática.
En el país de la eólica el viento es el rey
Dinamarca
es cuna de la energía eólica. Ya desde los tiempos de Poul La Cour, que
murió en 1908, han sido muchos los pioneros daneses que han ido
configurando los actuales aerogeneradores. Durante la segunda guerra
mundial una compañía danesa comenzó a fabricar turbinas de dos y tres
palas. Y en la década de los 50 se construyó aquí el primer aero de
corriente alterna. Hoy, algunos de los mayores tecnólogos eólicos del
mundo son daneses, como Vestas o LM. Y cuando todos miran a la eólica
marina, multinacionales procedentes de otros países, como la alemana
Siemens, que pasa por ser el primer fabricante de aerogeneradores
marinos del mundo, ponen sus ojos en Dinamarca. Siemens anunció en junio
su intención de invertir en este país 150 millones de euros en dos años
para montar un nuevo centro de competencia en la ciudad de Vejle y
ampliar la sede que tiene en Brande. Además, establecerá dos centros
nuevos de I+D en la ciudad de Aalborg y en la propia Brande.
Cierto
es que con los datos de World Wind Energy Association (WWEA), por
primera vez desde que se realizan registros, en 2011 Dinamarca sale del
Top 10 del mundo en potencia instalada. Pero en un país pequeño era
cuestión de tiempo que pasara algo así. La eólica Offshore
ampliará esas fronteras. El estándar marino de Siemens es hoy una
máquina de 3,6 MW. Una minucia si algún día se hace realidad el proyecto
UpWind, iniciativa paneuropea emprendida en 2005 bajo la batuta del
instituto danés Risø, uno de los más activos en investigación eólica del
mundo.
Copenhague, neutral en carbono
La
capital danesa, con algo más de medio millón de habitantes, se ha
propuesto dar ejemplo a todo el país. La consigna es descarbonizar la
ciudad, algo que a bote pronto cabría imaginar más fácil en un país
soleado y con temperaturas suaves, que permitiría bajar las necesidades
de calefacción o de iluminación. O para utilizar la bici, en lugar del
coche privado. Durante la Cumbre del Clima que se celebró en Copenhague
en diciembre de 2009 este periodista fue testigo de cómo los
reivindicativos pingüinos de hielo que se esculpieron junto a la famosa
“Sirenita” no sufrieron en ningún momento riesgo de derretirse porque
las temperaturas, de día y de noche, no subían de cero grados.
Para
reducir drásticamente la emisión per cápita de CO2 se va a incrementar
la apuesta por la eólica. Ya se han asignado cuatro zonas dentro del
término municipal de Copenhague para la instalación de 14
aerogeneradores. Los primeros se instalarán en 2013. Y lo más
importante: se hará con la participación ciudadana porque cualquier
persona puede hacer aportaciones económicas al proyecto. A medio plazo
esos aerogeneradores acabarán siendo un centenar, tanto terrestres como
marinos. Los cálculos del ayuntamiento es que la eólica permitirá
reducir 262.000 toneladas en 2015 y 650.000 en 2025. Contando con que la
población habrá crecido entonces unos 100.000 habitantes sobre la
actual.
Más información:
www.stateofgreen.com
www.globalgreengrowthforum.com
www.eu2012.dk/en
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